Foráneos

EDITORIAL.- Cual destino turístico que atrae foráneos con ganas de recorrer las bondades que ofrecen los kilómetros de costa o disfrutar del casco histórico de las dos ciudades de la Comarca, en los últimos tiempos nuestros pueblos se han convertido en destinos de delincuentes "de paso". Blanco fácil de bandidos que vienen con un claro objetivo.

Tres efectivos de la policía comunal de Patagones fueron noticia días atrás. Protagonizaron una espectacular persecución a la que no estamos acostumbrados. Los tres salieron del anonimato que les daba por estos meses la decisión de no informar y ocultar los hechos policiales. Y fueron noticia.
Pero más allá de la destacada labor policial, hubo un dato que llamó la atención y obligó a ligar hechos del pasado reciente. Los dos delincuentes perseguidos -uno detenido y otro se dio a la fuga- no eran de aquí. No eran nuestros. El detenido con domicilio en Bahía Blanca, su compañero sospechan que también.
Esto encendió una alarma. Hizo que algunos comiencen a mirar hacia atrás y buscaran algunos hechos registrados en la ciudad en los últimos meses. El resultado: hechos con una muy parecida modalidad, el famoso "cuento del tío" como método, o el engaño a través de la simulación de pertenecer a algún prestador de servicio.
En todas las oportunidades los blancos fueron casas de familia, y en varias oportunidades el botín importantes sumas de dinero en efectivo. Si bien no podemos afirmar con certeza que los autores fueron todos foráneos, sospechamos en la misma línea que sospecha la policía. Hechos similares, modalidades parecidas y pocos datos que los unen a los delincuentes locales, de quien la policía ya conoce vida y obra.
Profundicemos un poco más y quizás terminemos de aseverar lo que por ahora no nos animamos. Vayamos a buscar la modalidad registrada el último tiempo de robos en zonas pocos habitadas. Primero fueron dos pares de casos en la zona rural de Stroeder, con ladrones -siempre más de uno- atacaron propiedades rurales, con o sin presencia de sus habitantes. Luego, fuga en camionetas dejando a los moradores atados. Por estos hechos la policía realizó algunos allanamiento en Pedro Luro.
Después fue la paradisiaca Bahía San Blas la destinataria de un golpe. Delincuentes se llevaron cerca de 40 mil pesos de la agencia de quiniela y se dieron a la fuga inmediatamente de la isla. El atrevimiento de decir "inmediatamente" se debe a que horas después se montó un cerrojo en el puente con el único móvil del pueblo y no lograron dar con los delincuentes hasta hoy.
La última semana el delito se corrió al norte de partido de Patagones. Dos hechos similares sucedieron en campos cercanos a Juan A. Pradere. En ambos casos con heridos de bala producto de la violencia del robo. La rápida intervención de la policía de Pradre junto a la de Villarino hizo que los casos empiecen a esclarecerse. Detuvieron a un hombre de Mayor Buratovich justo cuando estaba a puntos de realizar otro robo.
Un diez para la policía. Que no logró evitar el mal trago de estas familias, pero que pudo esclarecerlo y recuperar pertenencias. Tenía datos, y con la ayuda de vecinos -hoy actores fundamentales en la prevención de delitos- actuó de manera correcta y logró dar con uno de los autores. Los otros dos prófugos.
Dos ciudades, dos provincias, pero no dos realidades diferentes. A los mencionados hechos de Patagones, debemos agregar que Viedma se ha convertido en un blanco fácil para quienes desarrollan la tarea de delinquir.
Primero las "entraderas" pasaron a ser moneda corriente y luego el "cuento del tío" también sucumbió en la capital de Río Negro. Hace horas la policía logró detener un intento similar gracias al alerta de un vecino. Los detenidos eran oriundos de Puerto Madryn.
Nos encontramos en medio de una ola delictiva creciente que no es atribuible a nuestra comarca solamente ni al gobierno de turno, sino que obedece a un sinfín de factores que se fueron sumando en los últimos años en todo el país.
Lo extraño y llamativo es la repetición de hechos perpetrados por forajidos que aparecen por nuestros lares sólo con finalidad delictiva. La policía no los conoce. Carecen de herramientas y personal, ponen de sí, pero a pesar de ello los delincuentes encuentran en nuestros pueblos un escenario propicio que no desaprovechan, aun corriendo el riesgo de ser atrapados como sucedió en las últimas ocasiones.
¿Se trata de una ola que pasará o debemos acostumbrarnos a estos nuevos actores del delito? La respuesta no la tenemos a mano. Pero debemos tener claro que hoy nos debemos cuidar de los delincuentes de acá y los de afuera.

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